La pandemia nos cambió la perspectiva en muchas cosas, mi experiencia sin comprar en Amazon desde 2020 es un ejemplo de que replantearse nuestras acciones cotidianas tiene un gran poder, aunque no siempre sea sencillo.
La comodidad de comprar en Amazon implica un precio enorme: la desaparición del pequeño comercio y de muchas pymes, la pérdida de derechos laborales y sindicales, el debilitamiento de la economía europea o que no se recauden los impuestos necesarios para el funcionamiento del estado y los servicios públicos.
Mi conclusión es que vivir sin Amazon es posible, pero requiere esfuerzo y cierto "aprendizaje" durante los primeros meses. No es fácil hacer las cosas bien, ni tampoco se puede aspirar a ser coherente al 100%, pero en el capitalismo votamos con nuestro dinero, y los consumidores tendríamos mucho más poder del que creemos si los aprovecháramos.
Al principio, lo más duro es encontrar alternativas. No se puede negar que su tienda online es muy competitiva en precios, plazos de entrega y servicio posventa, aunque sea a base de exprimir a trabajadores, subcontratas, proveedores y socios hasta el límite.
Hay alternativas a Amazon, que no siempre nos gustarán
Tras negarme a seguir apoyando una empresa así, me di cuenta de que es muy complicado competir ante un gigante con tan pocos escrúpulos. Casi ninguna tienda online logra lo que Amazon, en general porque funcionan de manera más ética y respetan más a los trabajadores.
Es posible que en algunas alternativas tengamos que pagar gastos de envío, en cambio, no nos inducen a unirnos a una suscripción como Amazon Prime para fidelizarnos. Lo positivo es que encontraremos algunos productos mejores que en Amazon, pues a ciertas marcas de calidad no les salen rentable trabajar con esta plataforma.
Algunas de las opciones que estoy utilizando a la hora de comprar online son las siguientes:
Alternativas a Amazon | |
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Tecnología | PcComponentes (española) Media Markt (alemana) Fnac (francesa) AliExpress (china) |
Hogar | Ikea (sueca) AliExpress (china) Temu (china) |
Ropa | Zara y grupo Inditex (españolas) H&M (sueca) Zalando (alemana) Asos (británica) Decathlon (francesa) |
Supermercados | Mercadona (española) Día (española) Eroski (española) Alcampo (francesa) |
Multisector | El Corte Inglés (española) eBay (estadounidense) AliExpress (china) |
Algunas de estas empresas tienen prácticas también discutibles a distintos niveles. Ser coherente al 100% no es posible pero, al menos, optar por ellas supone que el mercado se vuelva más competitivo. No es casualidad que muchas sean europeas, pues defender la economía de la UE es clave para mantener nuestra soberanía frente a EE.UU. y China.
Otro aspecto importante es que las devoluciones gratuitas y sencillas de Amazon suponen un impacto enorme en el medioambiente. El comercio online genera increíbles cantidades de emisiones en paquetes que van y vienen, sin que estemos seguros siquiera de que queramos ese producto.
No siempre dispongo de tiempo, pero intento recuperar la costumbre de dar un paseo hasta las tiendas cuando necesito algo. Es beneficioso para mí mismo, no solo para el planeta, pues estiro las piernas, dejo por un momento las pantallas y evito compras impulsivas de productos que luego no son como parecían en el anuncio.
Amazon es eficiente, pero no siempre lo mejor para el cliente
Otro problema del que me he librado son los malos resultados del buscador de Amazon, que en primeras posiciones casi siempre muestra lo que conviene a la tienda, no al consumidor. Para empezar, casi siempre veremos media docena de productos cuyos vendedores han pagado para que salgan primero.
Luego aparecerá lo que buscamos, rodeado de alternativas de marcas baratas y semidesconocidas, cuya calidad no siempre es adecuada. Algunas de ellas incluso serán marcas de "falsa bandera" de la propia Amazon, que a veces vende los productos como "Amazon Basics", pero otras prefiere disimular el origen real.
Mi apuesta por el comercio local ha traído incomodidades en algunos casos, y sorpresas positivas en otros. El típico bazar de barrio a veces tiene los mismos productos que Amazon por la fracción del precio, pues los supuestos gastos de envío gratis deben ser repercutidos de algún modo.
Un sencillo accesorio de cocina de 1 euro de un bazar lo he encontrado en Amazon por 5 euros, con calidades que sospecho que son muy similares. Los vendedores suelen crear packs con varias unidades o versiones, porque no les compensan los artículos de bajo precio. El resultado es que pagamos más por algo que no usaremos, perjudicando de paso al medio ambiente.
Incluso en cadenas conocidas se refleja la diferencia. Hemos buscado unas pinzas de cocina, pero son muchos los artículos de menaje, hogar o cuidado personal con sobreprecios importantes, un segmento en el que se comparan menos que al comprar tecnología o electrónica. En este ejemplo vemos los primeros resultados de Ikea y de Amazon:
Explotación laboral a cambio de una logística insuperable
Amazon es una empresa gigantesca, con ingentes recursos a su alcance, pero que mantiene la agresividad propia de compañías mucho más pequeñas. Por ejemplo, hemos visto acusaciones muy creíbles de que Amazon boicotea a sus vendedores robando información de los proveedores.
En España, los almacenes de Amazon han sufrido ya huelgas por sus malas condiciones. En 2023 la empresa tuvo que firmar un nuevo acuerdo de seguridad laboral por el elevado número de accidentes, que incluso supuso el apercibimiento de la Inspección de Trabajo.
Su política de "cero accidentes" generó un gran escándalo tras una lesión de un empleado del almacén de Murcia (en Corvera). Lo echaron del centro en taxi, en vez de llamar a una ambulancia, para evitar la responsabilidad de Amazon, lo que posteriormente generó una denuncia sindical.
El estrés y la ansiedad son la norma en unos almacenes donde muchos trabajadores afirman sentirse como máquinas. Pese a que los sueldos no son malos, la exagerada exigencia física y mental provoca que duren poco en su puesto, y Amazon vaya "quemando" empleados nuevos cada pocos meses.
Estas políticas provienen de la falta de protección laboral en Estados Unidos, que Amazon ha intentado llevar a España bordeando la ley, en el mejor de los casos. Es conocido que Amazon aplica una dura política antiobrera y antisindical en EE.UU., espiando y reprimiendo a los trabajadores.
Llega al punto de que los conductores tienen que orinar en botellas de plástico para no perder tiempo yendo al baño. En 2021, hubo de pedir disculpas al político estadounidense Mark Pocan tras negar estos hechos:
En 2021, Jeff Bezos se comprometió a convertir a Amazon en "el mejor lugar para trabajar", pero las mejoras no parecen llegar. Recordemos que Bezos, fundador de Amazon, está entre las personas más ricas del mundo, y que esta explotación le ha permitido excentricidades como hacer un viaje al espacio.
Al final, el éxito de Amazon proviene precisamente de este abuso de los trabajadores, que le permite hacer entregas de pedidos muy rápidos y de manera gratuita. Detrás del fenómeno de Amazon hay mucha tecnología y experiencia en logística, pero el factor clave es llevar a empleados, subcontratas y socios al límite.
El gigante de las compras online también es enorme en otro segmento, pues su división de Amazon Web Services (AWS) es uno de los mayores proveedores de alojamiento para páginas web, servicios y aplicaciones.
Su estrategia es muy diferente, aquí apuesta por los precios altos, y normalmente no puede abusar de sus empleados o subcontratas como ocurre con la tienda online, pues los perfiles tecnológicos no son tan fáciles de encontrar.
A nivel fiscal, son habituales las triquiñuelas de las grandes multinacionales para no contribuir con los gastos del estado. Amazon forma parte de ese "club de la vergüenza", llevándolo al límite. A finales de 2023, tuvo que pagar 63 millones de IVA no declarado a Hacienda, pues incluso con este impuesto tan básico estaba haciendo trampas.
4 años sin Amazon: satisfecho, pero con "recaídas"
No es fácil escapar de Amazon, en algunos casos he faltado a mi propio compromiso, como en la compra de un regalo de cumpleaños que no encontré en otro sitio con un plazo de entrega razonable. Incluso en El Grupo Informático empleamos su programa de referidos, porque es la tienda que más utilizan nuestros lectores.
Mi rechazo a Amazon es sin duda político, si bien se fundamenta en argumentos tanto asociados a la izquierda como a la derecha clásica: por un lado, Amazon representa los excesos del capitalismo desmedido, por otro lado, los mercados no son eficientes cuando un competidor tiene un poder tan elevado.
El "big tech" estadounidense se ha convertido en un monstruo que quiere abarcarlo todo, que pretende un crecimiento ilimitado y acabar con la competencia en los mercados en los que entra. El resultado cuando no hay competencia siempre acaban siendo servicios peores a precios más altos.
Mi posición es clara: abandonar Amazon ha sido lo correcto, y no pienso volver, excepto en situaciones puntuales y excepcionales. El proceso ha sido duro, pero no dejo de recomendar a mis conocidos cancelar la renovación de Amazon Prime, pues las decisiones como consumidores nos ayudan a crear un mundo mejor.
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