A veces se corta la conexión del WiFi y no sabemos cuáles son las causas, así que vamos a explicar los posibles problemas y sus soluciones más habituales. La conexión a Internet por WiFi es clave en hogares, oficinas y otros espacios, así que querremos que funcione lo mejor posible.
Hemos explicado los trucos para solucionar un WiFi lento, y los cortes son un problema no muy diferente. En ocasiones la conexión se corta por un fallo que surge en ese momento, pero muchas otras son falta de velocidad, una señal débil o que realizamos una descarga grande que el WiFi no logra gestionar.
Si la conexión se corta en las videollamadas o juego online, yendo a tirones o ralentizada, quizá el problema último sea la latencia, o tiempo de respuesta. Una conexión de fibra debería tener una latencia baja (al contrario que el ADSL), así que probablemente lo que falla es el WiFi.
Pasos previos: cómo acceder al router
Algunas de estas soluciones no requieren configurar el router, pero otras nos exige entrar en su panel de control. Cada marca y modelo es diferente, aunque con estructuras similares. Normalmente, se accede al panel de control desde un navegador web, escribiendo la dirección 192.168.1.1 o 192.168.0.1 en la barra de búsqueda (siempre que estemos conectados por WiFi o cable).
El nombre de usuario que nos pide suele ser "admin" por defecto, y algunas contraseñas habituales son "1234" o "password". Quizá tengamos que buscar el modelo de router en Internet para saber la contraseña, aunque algunos la indican en la pegatina de la parte inferior (la contraseña del panel de control no es la misma que del WiFi).
Con esto claro, vamos a ver las posibles soluciones cuando el WiFi se corte sin una causa clara, comenzando por las más sencillas (y baratas):
El router no está colocado de manera óptima
Ya explicamos dónde colocar el router WiFi para mejorar la señal, que quizá sea lo primero a revisar si la conexión se corta o va lenta. En primer lugar, debería estar cerca del lugar donde queremos conexión a Internet, o en el centro de la casa si necesitamos que llegue a todas las zonas.
Es posible que el router haya quedado instalado en una ubicación poco adecuada, algo que tiene solución hasta cierto punto. Es posible adquirir un cable de fibra óptica más largo, que permita alejarlo un poco de la roseta (o PTR) que habrá dejado el técnico.
El router debería estar colocado bastante alto, o al menos sobre una mesa o mueble, nunca en el suelo. Además, hay que alejarlo objetos metálicos, agua o columnas, tampoco es buena idea que esté muy cerca de las paredes, que absorben las ondas electromagnéticas.
En algunos casos, cambiar la ubicación del router no evitará los cortes, así que veremos otras soluciones, pero es un primer paso importante.
Obstáculos en el camino del WiFi
La distancia en sí no suele ser un problema para el WiFi, pues al aire libre su alcance es muy elevado. En cambio, el número de paredes y su grosor (no es lo mismo un delgado pladur que un denso muro de piedra) resulta crítico para que la señal pierda fuerza y se corte la conexión.
Incluso peores son los azulejos de cocina o baño, y también las columnas de hormigón con acero en su interior, estas últimas apenas dejarán pasar la señal inalámbrica.
Hemos analizado algunas cosas que tenemos en casa y que interfieren con el WiFi, incluyendo espejos, agua y electrodomésticos. En general, todo lo que sea de metal limita el WiFi, al igual que el agua, como una ducha a medio camino entre el router y el destino de la señal, o un simple acuario.
Las soluciones son, al mismo tiempo, obvias y complicadas. Hemos de eliminar los todos obstáculos posibles, algo que a veces es tan sencillo como cambiar de sitio un jarrón, y otras veces imposible, como si vivimos en una casa con paredes de piedra.
Excesiva saturación de la red
Si la conexión solo se corta a veces, cabe plantearse varios escenarios. Uno de ellos es que haya muchas redes WiFi en los alrededores y se saturen los canales. Un ejemplo típico sería un edificio de oficinas en el que solo se sature la conexión por las mañanas, cuando hay muchas personas trabajando.
La saturación del espacio electromagnético no se puede evitar, pero algunas de las siguientes soluciones sirven para evitar sus efectos, comenzando por elegir las frecuencias y canales adecuados.
Frecuencia y canal inadecuados
A veces, la solución para conexiones que se cortan es cambiar la frecuencia en la que conectamos los dispositivos (2,4 GHz, 5 GHz y 6 GHz). Además, dentro de cada frecuencia hay varios canales, y podemos probar a movernos a otros menos saturados.
Los routers modernos de cierta calidad crean una red única, en vez de separarlas por frecuencias, y escogen los canales menos saturados en cada momento. En principio, deberían escoger la configuración óptima por sí mismos, pero a veces no es así.
Antes de plantearnos entrar en los ajustes del router, veamos algunos detalles básicos:
Frecuencia | Velocidad | Alcance | Latencia | Estándar |
---|---|---|---|---|
2,4 GHz | Hasta 500 Mbps | Alto | Alta | Todos los WiFi |
5 GHz | Hasta 2.400 Mbps | Menor | Baja | WiFi 4 (n) y superiores |
6 GHz | Hasta 11.000 Mbps | Muy bajo | Baja | WiFi 6E y superiores |
Estos cambios requieren entrar en los ajustes del router, que son diferentes en cada fabricante, y deshabilitar el nombre único (SSID) de las redes WiFi. De este modo podemos indicar la frecuencia de cada una en el nombre, y elegir a la que se conecta cada dispositivo.
También es posible desactivar la elección automática de canales, si bien es raro que ese sea el problema que corta la conexión, y será una de las últimas soluciones a probar.
Casi cualquier router actual soportará los 2,4 GHz y los 5 GHz, presentes desde WiFi 4 (n) desde 2009, mientras que la frecuencia de 6 GHz es exclusiva de routers mucho más modernos, con WiFi 6E, que se ha empezado a popularizar en 2022.
Falla la propia conexión
Si el WiFi se corta en algunas ocasiones, dejándonos sin conexión, pero la red inalámbrica sigue disponible, habría que valorar si se ha caído la conexión a Internet, y el WiFi funciona bien. Acercarnos al router es una opción, o probar con un dispositivo conectado por cable Ethernet, pues si tampoco funciona, no es culpa del WiFi.
Por otro lado, quizá sea una página web o servicio concreto el que tiene cortes. Descartarlo es sencillo, hemos de probar utilizando datos móviles (para ellos apagaremos el WiFi del teléfono), y si tampoco funciona desde esa conexión, sabremos que falla ese servicio concreto.
Podrían estar robándote el WiFi
Una de las razones por las que se corta la conexión en momentos concretos podría ser que un vecino se conecte y consuma muchos datos, de modo que en esos momentos percibamos una degradación importante de la velocidad.
Antes de cambiar la contraseña del WiFi, algo que supondría volver a introducirla en una gran cantidad de dispositivos, hay otras soluciones menos engorrosas. Desde el panel de control de router hay una lista de dispositivos conectados, donde quizá encontramos alguno que no sea nuestro.
También podríamos apagar el WiFi al salir de casa o cuando no lo usemos, de modo que el posible intruso acabe obligado a contratar una conexión propia.
Tu versión de WiFi es muy antigua
Hemos hablado ya de las diferentes versiones del estándar, y lo ideal sería tener un router WiFi 6 o, al menos, WiFi 5, para beneficiarnos de la mayor eficiencia de las versiones recientes.
Cada versión ha aportado mejoras en velocidad, cobertura y tiempo de respuesta o latencia. Ahora bien, hemos de pensar en la versión de WiFi que soportan nuestros dispositivos, que en ocasiones puede ser la limitación. Si tenemos un portátil que solo admite WiFi 4 (n), no servirá de nada hacernos con un avanzado router con WiFi 6.
Eso sí, en el caso de los ordenadores es posible comprar una tarjeta WiFi en USB, para mejorar su conectividad inalámbrica de manera sencilla.
El router de tu operador es muy malo
Las compañías de Internet nos suelen dar routers de muy mala calidad, con un WiFi deficiente en alcance, estabilidad y cobertura. Ante velocidades de fibra muy alta, incluso hay veces que el router no es capaz de gestionar todas las peticiones, y no da toda la velocidad contratada ni mediante Ethernet.
A veces, las soluciones cuando el WiFi se corta exigen gastar dinero, y deberemos comprar un nuevo router. Marcas como TP-Link, D-Link, Fritz, Devolo y otras nos ofrecen modelos de gama de entrada que son bastantes mejores que el router que nos haya instalado el operador.
En la mayoría de los casos, habremos de conectarlo a un puerto Ethernet del router de fibra del operador, y no podremos prescindir de él. Si disponemos de un ONT (una pequeña caja que convierte la señal óptica) entre la roseta de la fibra y el router, sí que es posible conectar el nuevo modelo directamente al ONT.
Si vamos a comprar un router, quizá queramos valorar un sistema WiFi Mesh con varios nodos, que facilitan ampliar la cobertura con nodos adicionales si lo deseamos en el futuro. De todas maneras, los routers actuales suelen admitir repetidores Mesh comprados posteriormente, más eficientes que los tradicionales.
Los operadores complican bastante prescindir del router que proporcionan. Si lo hemos de mantener, habría que apagar su WiFi en los ajustes, de modo que no genera saturación. También deberíamos activar el modo bridge, de este modo el router es un simple "puente" que envía los datos directamente a nuestro nuevo router, evitando retrasos por su falta de potencia.
En cualquier caso, cambiar el router del operador nos puede solucionar muchos de los problemas de una conexión.
Necesitas repetidores o un powerline
Las redes inalámbricas tienen sus limitaciones, incluso con un nuevo router de mayor calidad, hay distancias elevadas que no podrán salvar, y obstáculos imposibles, como paredes muy gruesas, sótanos o zonas con elementos metálicos.
Los repetidores WiFi nos ayudarán al respecto, ampliando el alcance de la red. Los repetidores clásicos son la opción más sencilla y asequible, básicamente, reciben la señal inalámbrica y crean una nueva red WiFi que llega más lejos.
En cambio, los sistemas WiFi Mesh son mucho más eficientes, pues hablamos de varios nodos, más que un router principal y repetidores secundarios. El Mesh decide qué dispositivo conectar a cada nodo de manera inteligente, ofreciendo más rendimiento y evitando cortes o ralentizaciones mientras nos movemos por casa.
El problema del Mesh, además de su mayor precio, es que no existe un estándar común. Todos los nodos deben ser del mismo fabricante, de lo contrario no funcionan en modo Mesh. Además, si vamos a añadir repetidores Mesh a un router que ya tenemos, hemos de asegurarnos de que es compatible con Mesh, algo que no siempre es así.
Si estamos ante distancias o paredes insalvables, queda la opción de recurrir al cable. Instalar Ethernet por toda la casa u oficina es caro y complejo, así podríamos optar por un powerline o PLC, que envía los datos a través de los cables de la electricidad, aprovechando los enchufes como puntos de entrada y salida.
Eso sí, la latencia de los PLC no es muy buena, si se corta la conexión sobre todo en videollamadas o juegos online, probablemente no es la mejor de las soluciones.
En conclusión, hay soluciones para la mayoría de los motivos por los que el WiFi se corta, algunas muy sencillas y que podemos aplicar en segundos, junto a otras que requieren conocimientos técnicos, o incluso comprar nuevos dispositivos.
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