Durante el día de hoy está en marcha un huelga del sector del taxi contra servicios como Cabify y Uber en España, que ha tenido especial protagonismo en Madrid y Barcelona, y menos impacto en urbes como Valencia. Que los taxistas consideran enemigas a empresas de transporte colaborativo como Cabify y Uber no es ningún secreto, y esta huelga, la primera a nivel nacional, lo demuestra.
En otros países este tipo de servicios se basan en la economía colaborativa, cualquiera puede ser conductor con su coche y recoger pasajeros usando una app móvil. Uber fue expulsada de España en 2015 por usar este modelo, declarado ilegal, y su retorno se realizó por medio de licencias VTC. Permiten a Uber y Cabify ofrecer servicios similares a los de un taxi, aunque han sido acusadas de competencia desleal, y hay varias sentencias judiciales pendientes respecto a este asunto.
La huelga de los taxistas de hoy, 30 de mayo, parece estar obteniendo un elevado seguimiento. Tras varios episodios violentos contra servicios rivales, en los que no siempre se ha podido demostrar que fueran taxistas loa autores (pero siempre ha pesado la sospecha), la huelga de hoy contra Cabify y Uber se desarrolla de forma pacífica. Se han realizado manifestaciones, y las calles de Madrid y Barcelona se encuentran vacías de taxis.
Las reivindicaciones de los taxistas pasan por una mayor regulación frente a servicios como Uber y Cabify. En concreto, quieren restringir la concesión de licencias VTC, que en algunos casos se están otorgando por encima de los cupos legales, y que se controle que los conductores rivales no recojan pasajeros a pie de calle, pues solo deberían hacerlo tras una solicitud por medio de las correspondientes apps. Se pretende repensar y negociar el modelo de movilidad, y defender el servicio público del taxi.
El conflicto de los taxistas contra Uber y Cabify resulta complejo, y sería simplista buscar víctimas y verdugos. Uber y Cabify han aportado competitividad, con mejores precios y servicios, pero no soportan todas las obligaciones y costes del taxi tradicional. Además, estas empresas se llevan al extranjero sus beneficios, y podrían acabar precarizando el trabajo de los conductores.
Los taxistas, por su parte, disfrutan de las ventajas de un sector fuertemente regulado en precios, y con unas barreras de entrada que impiden la competencia. Las licencias de taxi, que se revenden muy caras, son un bien valioso para sus dueños, pero para el resto de taxistas no aportan ventajas, y la existencia de un número limitado evita una competencia que beneficie a los pasajeros.
Tras la huelga del taxi contra Cabify y Uber en Madrid, Barcelona y otras ciudades está claro que el tema cobrará más interés para la opinión pública. La liberalización del taxi no es algo en la agenda de los partidos políticos, así que la duda es si regularán en mayor medida la actividad de Uber y Cabify, o se mantendrá la situación actual, con ampliaciones de licencias VTC a la vista.
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¿Qué opinas de este tema? ¿Crees que se debe garantizar la viabilidad del taxi tradicional como servicio público, o que esta huelga no impedirá que Uber y Cabify vayan ganando relevancia?
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