La posibilidad de que compartir la cuenta de Netflix sea ilegal cada vez parece más cercana, después de que el organismo británico de protección de la propiedad intelectual incluyera el compartir contraseñas entre las actividades a contrarrestar en una campaña antipiratería.
Es sabido que Netflix va a cobrar un extra a las cuentas compartidas en 2023, e impedir que se use la misma contraseña. Pero las condiciones de uso de los servicios y la ley son cosas diferentes, y sería preocupante que los gobiernos cediesen a las presiones de las multinacionales en esto.
La sorpresa ha surgido porque la Oficina de la Propiedad Intelectual británica (IPO) anunció en su página web una campaña para luchar contra la piratería que incluía las contraseñas compartidas, en la que colaborará con Meta, aunque poco después retiró esa mención.
De hecho, se comparaba el compartir contraseñas de servicios de streaming (Netflix, Disney+, HBO Max, etc.) por los que pagamos con acceder al contenido de manera completamente ilegal a través de dispositivos específicos (las denominadas "kodi box") sin tener una suscripción.
Desde luego, es una mala señal, que nos hace temer que los propietarios de los derechos de autor inicien campañas para conseguir que compartir contraseñas se considere ilegal. Algo que tampoco tiene mucho sentido, pues las plataformas de streaming ya controlan muy bien cuándo una contraseña se usa desde varias ubicaciones diferentes.
En cualquier caso, es algo que tardaría un tiempo, pues cada país tiene leyes diferentes, y es posible que los tribunales no aceptaran en un primer momento las denuncias con las normativas actuales.
La campaña antipiratería es bastante sorprendente, porque menciona incluso el uso de fotos ajenas en redes sociales. Aunque sea una práctica ilegal, resulta habitual, y muy pocas empresas consideran que pierdan dinero cuando un particular sube una imagen suya a redes como Instagram, Twitter o Facebook.
La propia Netflix incentivó durante años que se compartiera la cuota mensual para crecer, hasta que llegó a un tamaño en que ya era difícil ganar suscriptores y aumentar ingresos. Desde entonces, su política ha sido subir cuotas y empeorar condiciones con la intención de aumentar los beneficios.
Esperemos que el Reino Unido no avance para declarar ilegal el compartir contraseñas, sea de Netflix o de otros servicios. Supondría un castigo excesivo e innecesario, en tanto las empresas ya gestionan de manera bastante minuciosa la utilización de cuentas compartidas.
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