La decisión de restringir las cuentas compartidas en Netflix abre un nuevo panorama en las plataformas de streaming, y muchos se preguntan si supondrá un aumento de la piratería ante la considerable subida de precios que Netflix ha aplicado.
Al final, las nuevas condiciones para compartir cuenta en Netflix son una subida de precios, y muy importante. Hasta ahora, el plan Premium de 17,99 euros/mes podía compartirse entre cuatro, dando como resultado unos asequibles 4,50 mensuales por persona, una cifra baja que desincentivaba la piratería.
A partir de ahora, Netflix cobrará por las cuentas compartidas. Cada cuenta adicional supone 5,99 euros extra, y podemos añadir un máximo de dos sobre la principal. Por lo tanto, pagaríamos 29,97 euros al mes por tres cuentas si queremos Netflix Premium, el único con calidad 4K HDR.
Es decir, pasamos de pagar 4,50 euros a 9,99 euros mensuales, más del doble del precio original. La propia Netflix señala que más de 100 millones de personas comparten la contraseña de la cuenta sin vivir juntos, así que es lógico pensar que un porcentaje relevante valorará la piratería como solución a la subida de precios.
Además, muchos usuarios ya estaban preocupados con la cantidad de dinero que pagaban por suscripciones de streaming. Muchas de las series y películas que les interesan no están en Netflix, pues la competencia de HBO Max y Disney+ cada vez es mayor, y pagar tres servicios es un desembolso considerable.
Los precios bajos derrotaron a la piratería
A principios de los años 2000, la piratería estaba disparada, con plataformas de intercambio de archivos entre usuarios ("peer to peer" o P2P) tan populares como Napster, Ares Kazaa, eDonkey, eMule o BitTorrent.
Las leyes de la propiedad intelectual se endurecieron, comenzaron las multas a los usuarios, o hasta penas de cárcel para los responsables de las plataformas, y se lanzaron campañas para concienciar del daño que la piratería causaba a la industria del entretenimiento.
La efectividad de estas medidas fue limitada, y solo se pudo contener el intercambio de archivos mediante alternativas legales accesibles y baratas, que por cuotas mensuales bajas daban acceso a mucho contenido, sin los problemas asociados a las descargas ilegales.
Al final, esto supuso bajar los precios: antes un disco costaba 30 euros, ahora todo un año de música cuesta 120 euros, a través de una suscripción mensual barata como Spotify Premium. Lo mismo ocurre con las películas en DVD o los libros, pues ahora el contenido está disponible en suscripciones.
El modelo reduce los ingresos, pero también elimina los costes asociados al formato físico, incluyendo el soporte material, la distribución y los márgenes de las tiendas. Además, a las empresas les convienen las suscripciones, pues sus ingresos son más estables que vendiendo de manera individual.
Algunos usuarios echan de menos poseer el contenido de manera permanente, sin que desaparezca al dejar de pagar, o incluso querrían seguir contando con él en un formato físico. La mayoría, en cambio, ha abrazado las suscripciones con entusiasmo por el ahorro que suponen, o que suponían.
Netflix será pirateado, pero hay alternativas
Parece claro que las series más populares de Netflix acabarán siendo pirateadas, pues muchas son exclusivas que no está en otras plataformas, y muchos aficionados las querrán ver. Especialmente, cuando salgan nuevas temporadas de series que estaban en desarrollo.
Más difícil es predecir hasta qué punto la piratería afectará a otros servicios, que por ahora no han subido tanto los precios ni impedido compartir la contraseña. Hablamos de alternativas a Netflix, como HBO Max, Disney+ o Amazon Prime Video, que ahora son más competitivas.
Una vez los usuarios se acostumbren de nuevo a las plataformas ilegales, les será sencillo descargar contenido de cualquier fuente, lo que potencialmente puede afectar a toda la industria. Incluso los videojuegos, la música, el software o los libros pueden verse perjudicados colateralmente.
Por otro lado, si HBO Max y Disney+ aplican subidas de precios o limitan las cuentas compartidas en los próximos meses, podríamos vivir una reacción de indignación generalizada que hiciese crecer la piratería de manera aguda, sobre todo en el actual contexto de inflación.
Lo más interesante será analizar, de quienes van a cancelar la suscripción de Netflix, cuántos optarán por la piratería y cuántos dejarán de ver su contenido, lo que haría perder relevancia en el sector del entretenimiento.
La subida de precios ha coincidido con la cancelación de muchas series populares, algo que desincentivará a los espectadores a confiar en futuras producciones, ante el temor de que se queden sin final.
Desde luego, Netflix debe cuidar su catálogo para no correr el peligro de perder relevancia. En último término, es mejor ser pirateado que perder el interés del público. Los usuarios ilegales se pueden recuperar, es complejo, pero ya se ha hecho antes, mientras que quedarse atrás frente a HBO Max y Disney+ pondría en peligro a la compañía.
En nuestra opinión, la subida de Netflix aumentará la piratería, y eso supondrá un problema. Pero el mayor reto será contener la migración de sus clientes a otras plataformas, que puede limitar la subida de ingresos totales que precisamente Netflix busca al prohibir las cuentas compartidas.
9 preguntas y respuestas sobre el fin de compartir Netflix
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