La reciente demanda del gobierno estadounidense contra Facebook, basada en una acusación de “monopolio ilegal”, plantea, en caso de prosperar, unas consecuencias que pondrían poner patas arriba el actual uso de redes sociales como Instagram o WhatsApp.
Precisamente, la compra de Instagram y WhatsApp y el poder monopolístico que ha generado en el mercado es la base en la que se centra la demanda, que ha unido a 46 estados y dos territorios norteamericanos y a la Comisión Federal del Comercio estadounidense.
La demanda plantea que Facebook utiliza su poder económico para esquivar cualquier amenaza a su monopolio. “Nuestro objetivo es revertir la conducta anticompetitiva de Facebook y restaurar la competencia para que la innovación y la libre competencia puedan prosperar”, indicó al respecto Ian Conner, director de la Oficina de Competencia de la Comisión Federal del Comercio.
Si la demanda saliera adelante, Facebook se vería obligado a vender sus dos joyas de la corona, Instagram y WhatsApp, que compró, respectivamente, por 1.000 y 18.000 millones de dólares. ¿Y esto qué podría significar para los consumidores?
Consecuencias aún confusas
Por un lado, podrá haber un cambio respecto al control de la privacidad. El vínculo de los tres gigantes generó un proceso en el que Facebook unificaba una enorme cantidad de datos de los usuarios del que pueden hacer uso los anunciantes.
Es complicado saber exactamente qué cambiaría en el caso de que se produjera la venta de Instagram y WhatsApp, pero seguro que las políticas de privacidad de las nuevas compañías serían diferentes, lo que redundaría en un manejo distinto de nuestros datos.
En palabras de Facebook, este hecho no sería positivo ni para las empresas ni para los usuarios. “Tras haber aprobado nuestras adquisiciones hace años, ahora el Gobierno hace un segundo intento sin importarle el impacto que un precedente así tendría para el conjunto de la comunidad empresarial o para la gente que elige usar nuestros productos cada día”, ha asegurado en un comunicado la compañía de Zuckerberg.
¿Y cómo afectaría esto a nuestro uso diario? Aún es pronto para saberlo, pero muy probablemente se generaría una nueva relación entre nuestras cuentas de WhatsApp, Facebook e Instagram, ya que formarían parte de tres empresas diferentes.
Por otro lado, el hecho de que exista competencia entre las redes sociales llevaría a que tuvieran que luchar por un mercado que hoy está centrado solo en Facebook. De este modo, las diferentes redes sociales se verían obligados a ser creativas e innovadoras en sus nuevas funciones, tratando de generar un plus en sus servicios para mantener sus usuarios y seguir generando beneficios.
No podemos olvidar que las adquisiciones de Facebook implican una audiencia aproximada de 3.000 millones de personas. Casi la mitad de la población mundial es cliente potencial de Facebook.
Hace unos meses un documental de Netflix, El dilema de las redes sociales, redundaba en los problemas de todo tipo que estaba generando el uso de Internet y, en particular, de las redes sociales.
La monetización de las plataformas y la sensación de falsa gratuidad de las mismas son parte del problema. Una de las empresas más criticadas en el documental era Facebook, presentada como una de los principales causantes de esta situación. Su dominio sobre el mundo de las redes sociales la convierten en instigadora de una realidad que es perniciosa para muchos.
Nuevas formas de consumo en las RRSS
El triunfo de la demanda estadounidense generaría una diversificación que, probablemente, permitiría al usuario a elegir, de modo que se podrían ofrecer nuevas fórmulas de consumo en el universo de Internet.
También es cierto que la separación de Facebook, WhatsApp e Instagram, la falta de vínculo entre ellas, puede resultar incómoda para muchos que hagan un uso conjunto de las mismas y, en un primer momento, podría llegar a perjudicar a negocios digitales que hicieran uso del vínculo.
El pasado octubre, las autoridades norteamericanas presentaron igualmente una demanda contra otro de los grandes gigantes tecnológicos, Google. El motivo era muy similar: Google era demandada por abuso de posición dominante.
“Durante casi una década, Facebook ha usado su dominio y poder de monopolio para aplastar a rivales más pequeños y terminar con la competencia, todo en perjuicio de los usuarios cotidianos”, ha señalado Letitia James, fiscal general de los Estados Unidos tras dar a conocer la demanda.
Quizá uno de los ejemplos más claros en este sentido se produjo cuando Facebook compró en el año 2012 Instagram por 1.000 millones de dólares. Con esta operación, engullía una red social en pleno crecimiento, con capacidad de alcanzar una parte muy importante de su audiencia a medio plazo.
Evitar que se produzcan adquisiciones similares es otro de los puntos básicos de la demanda. “Nuestro objetivo es hacer retroceder la conducta anticompetitiva de Facebook y restaurar la competencia para que la innovación y la libre competencia puedan prosperar”, señalaban desde la Comisión Federal del Comercio estadounidense.
En la acusación también se pone el acento en que Facebook cuenta con tal poder que obliga a los desarrolladores de software a aceptar ciertas condiciones que son favorables a sus intereses.
Por otro lado, los demandantes solicitan que la compañía californiana tenga que notificar ante las autoridades cualquier operación que quiera llevar a cabo que supere los diez millones de dólares.
Lo cierto es que las autoridades de Estados Unidos parecen tener muy claro que los procesos de adquisición de WhatsApp e Instagram por parte de Facebook han resultado dañinos para la competencia y desean poner fin a prácticas que consideran monopolísticas. Aún queda un largo camino que recorrer, pero, si la demanda sigue adelante, habrá que estar muy atentos a las consecuencias que esto tiene sobre los usuarios.
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