Hace varias décadas que Internet se ha convertido en un lugar de inmensas posibilidades. No obstante, no está exento de riesgos, con un sinfín de códigos maliciosos. Para evitar problemas poseemos varias herramientas defensivas y una de ellas es el firewall o cortafuegos. Veamos qué es y cómo funciona.
Lo que un usuario normal tiene en sus equipos es un programa que evita conexiones no deseadas con la adecuada programación. Usualmente los cortafuegos vienen ya configurados pero sus funciones se pueden modificar según nuestras necesidades y conocimientos.
Además de los programas (software) existen firewalls físicos (hardware) dentro de nuestros routers que ejercen la misma función. Si nuestro aparato no lo posee, siempre se puede comprar uno e instalarlo.
No conviene confundir el antivirus con el firewall o cortafuegos, aunque ambos se complementan. El primero es como un policía que patrulla nuestra máquina en busca de criminales (virus) y el segundo puede asemejarse a un guardia de frontera o aduana. Si este último detecta una salida o entrada sospechosa (conexión) la impide.
Orígenes del firewall
En su génesis, la primera red de ordenadores (ARPANET) tuvo una función académica, conectando distintas universidades e instituciones de investigación. También surgió una variante militar (MILNET), con acceso altamente restringido. Muy pocas personas tenían conexión y las posibilidades eran muy limitadas.
Todo cambió a finales de los 80, cuando Internet empezó a mostrar uno de sus elementos más peligrosos: los virus. El Gusano de Morris y otros similares dieron más de un quebradero de cabeza, transmitiéndose a veces por un simple correo.
La respuesta lógica fue buscar alguna forma de filtrar los datos y ésta apareció muy pronto. En 1988 un equipo de ingenieros de DEC (Digital Equipment Corporation) creó el primer método que verificaba los paquetes de información. Poco después, otras empresas e ingenieros concebían nuevos tipos de firewalls para evitar intrusiones de software no deseado.
A día de hoy, un sistema operativo corriente lleva un cortafuegos, al igual que casi todos los antivirus del mercado. Pueden configurarse con relativa facilidad, si bien suelen necesitarse algunos conocimientos de redes y seguridad informática para aprovechar todas sus capacidades.
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Por qué me interesa un cortafuegos
Aunque navegar por la red no tiene por qué suponer un problema, no está exenta de riesgos, incluso si visitamos páginas aparentemente inofensivas y descargamos un simple PDF.
Elemento clave del sistema de seguridad, el cortafuegos puede ejemplificarse de forma simple con la idea de una muralla. Nuestro dispositivo y red, ya sea pública o privada, pueden quedar relativamente a salvo, impidiendo que otros usuarios se conecten sin nuestra autorización.
Ningún firewall es perfecto y existen fórmulas para sortearlo, pero no por ello deja de ser válido en casos así. Dado que monitoriza los servicios de conexión empleados, es muy útil a la hora de revisar la actividad de un equipo si existe la sospecha de una intrusión.
Otra utilidad que podemos darle es como una suerte de censor que impida que nuestra unidad se conecte a determinados sitios. Si tenemos hijos en casa y no queremos que vean ciertas páginas, seguramente el firewall se convierta en un poderoso aliado, si bien existen sistemas de control parental más específicos.
En algunas oficinas e instituciones se emplean los cortafuegos para limitar el acceso de los trabajadores a ciertos contenidos, además de proteger al equipo de posibles daños.
Limitaciones frente al malware
Obviamente, no todo es perfecto y los firewalls son incapaces de librarnos de todos los peligros. Ciertos virus, denominados troyanos, pueden colarse a través de nuestro cortafuegos, infectando el equipo.
Tampoco evitan los intentos de fraude por correo, conocidos con el nombre de phishing. Este tipo de estafa consiste en un mail de alguna persona, institución o empresa que nos solicita que enviemos información o pinchemos en un enlace. Los que se hacen pasar por entidades bancarias son de los más corrientes.
Los cortafuegos no desinfectan nuestros ordenadores ni ponen archivos sospechosos en cuarentena, por lo que, aunque nuestro firewall sea el mejor del mercado, siempre será necesario tener un antivirus instalado.
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