Mucho se ha hablado de que las nuevas consolas no representan un salto generacional suficiente respecto a sus antecesoras, y de que están faltas de potencia. Eso no ha impedido que PlayStation 4 se haya transformado en una máquina súper ventas, y que Xbox One también esté alcanzando cifras aceptables. Sin embargo, a nivel gráfico no han sorprendido de la forma en la que muchos aficionados esperaban.
Esta falta de potencia se revela en que ni PlayStation 4 ni Xbox One son capaces de mover los juegos a resolución 1080p y a 60 fotogramas por segundo. Algún título sí alcanza esas cifras haciendo ciertas renuncias, pero la mayoría se queda atrás. Eso no ocurre en el PC: debido a la naturaleza modular de los ordenadores, sólo hacen falta los componentes adecuados para alcanzar los 1080p y 60 fps.
Así que en este artículo vamos a analizar por qué es importante que un juego funcione a 1080p y 60 fps. Empieza nuestro recurrido:
¿Por qué 1080p?
La razón de que la resolución 1080p sea el mínimo aceptable a día de hoy es que la mayoría de los televisores y monitores de ordenador trabajan con ella nativamente. Así que, si la consola o la tarjeta gráfica manda una señal inferior, hay que "inventar" píxeles, y la imagen se ve más borrosa.
1080p equivale a 1.920 x 1080 píxeles, y ya no se trata de una cifra exagerada, muchos smartphones tienen pantallas de esta calidad o incluso superior. En general, PlayStation 4 es capaz de mover la mayoría de sus juegos a 1080p, y Sony insiste mucho a los desarrolladores para que lo consigan. Sin embargo, Xbox One poca veces alcanza esta resolución, y se suele conformar con 900p (1.600 x 900 píxeles).
Respecto al PC, en general no hace falta una máquina muy potente para esta resolución. Un nuevo PC de unos 600 euros bien montado debería ser capaz de trabajar a 1080p y 60 fps con una calidad gráfica media. Y es que el detalle visual es importante. En su momento analizamos The Order: 1886, un título que opta por una resolución de 1.920 x 800 píxeles para ofrecer mayor nivel de calidad, a coste de bandas negras en la parte superior e inferior de la imagen.
Lo cierto es que en el PC la resolución 1080p ya se ve como un mínimo, no como un objetivo. Los aficionados entusiastas aspiran al 2K (2.560 x 1.440 píxeles) y los más pudientes llegan a jugar a la sorprendente resolución 4K (3.480 x 2.160 píxeles).
¿Por qué 60 fotogramas por segundo?
Aunque hay quien considera que un juego a 30 fotogramas por segundo se ve más cinematográfico, en general los 60 fps siempre son preferidos por los aficionados. El motivo es que la imagen se nota más fluida, y el tiempo de reacción es menor. En juegos como los de carreras de coches o disparos en primera persona los 60 fps resultan claves para responder rápido, pero en ningún juego están de más.
Para alcanzar los 60 fps hace falta potencia, pero ya en la anterior generación hubo juegos que los conseguían sin problemas. Lo que ocurre a hora es que 1080p y 60 fps es mucho pedir para las consolas actuales, y la mayoría de los juegos se quedan en los 30 fps. Eso no quiere decir que no existan excepciones, como Forza Motorsport 5 de Xbox One, pero algo siempre hay que sacrificar.
En general, en un PC siempre tenemos la opción de jugar a 60 fps. Bajando la calidad de la imagen lograremos aumentar la tasa de fotogramas, y la mayoría de los juegos ofrecen muchas posibilidades de configuración. En este caso decidimos nosotros si queremos grandes gráficos o más fluidez, aunque tampoco hace falta una tarjeta de vídeo demasiado cara para mejorar lo que ofrecen PlayStation 4 o Xbox One.
Como siempre, el PC va por delante, y en el mercado existen monitores capaces de funcionar a 1080p y a 120 fps o incluso 144 fps. Están orientados a los más exigentes, por ahora no parece que esas tasas de refresco se vayan a popularizar, pero está claro que las podemos conseguir si compramos un equipo avanzado.
Consolas de bajo coste
El motivo por el que PlayStation 4 y Xbox One no pueden mover juegos a 1080p y 60 fps es puramente económico. En anteriores generaciones los fabricantes perdían dinero al vender las consolas, y lo recuperaban con los juegos. En esta ocasión ha sido más tacaños y no han querido ofrecer sus máquinas por debajo de su coste de fabricación. El resultado fue que hubo que recortar potencia gráfica.
Así que ya ves por qué es importante que un juego vaya a 1080 p y 60 fps, y ha quedado claro que eso sólo es posible a día de hoy en un ordenador (aunque tampoco necesitaremos uno muy caro). Es una pena que las consolas no ofrezcan suficiente potencia, pero es lo que nos ha tocado vivir esta generación.
¿Qué opinas de este tema? ¿Crees que es importante que un juego vaya a 1080p y 60 fps, o no te parece un asunto muy importante?
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