La posibilidad de que ASML se marche de los Países Bajos es una gran preocupación para la economía del país, hasta el punto de que su primer ministro negocia con la empresa para intentar que se mantenga.
ASML es una de las empresas tecnológicas menos conocidas, pero más importantes de Europa. Desarrollan las máquinas con las que se fabrican los microprocesadores más avanzados, y son un proveedor imprescindible para la industria de los chips. De hecho, sus nuevas máquinas High-NA EUV son las únicas que se encargarán de la próxima generación de procesadores a 2 nm.
Países Bajos no quiere que ASML abandone la ciudad de Veldhoven como sede, ni que abran instalaciones nuevas en otros países a medida que crezcan. Las razones de ASML para buscar otros lugares donde instalarse son la presión fiscal, las restricciones a la mano de obra extranjera y el precio de la vivienda en los Países Bajos.
Es decir, no se trata simplemente de que ASML quiere pagar menos impuestos, sino que considera que los Países Bajos están limitando su capacidad para contratar empleados cualificados. El país está preocupado por su economía, porque gigantes como Shell y Unilever también se han marchado en el pasado reciente.
Un clima político difícil para el negocio de ASML
Durante las pasadas elecciones de noviembre de 2023, ha ganado la ultraderecha, con la promesa de reducir la migración, y poca simpatía hacia la Unión Europea. ASML está preocupada, porque tiene una alta proporción de empleados de diferentes países.
Además de las posibles trabas burocráticas a la contratación, los altos precios de la vivienda en los Países Bajos son otra dificultad para atraer ingenieros cualificados del extranjero.
Como respuesta, Mark Rutte, el presidente en funciones, trabaja a contrarreloj para contentar a ASML antes de que el próximo gobierno de coalición esté formado. Ha trascendido la existencia de la denominada Operación Beethoven para conseguir que ASML se comprometa a quedarse en el país.
Rutte habla directamente con Peter Wennink, el presidente de ASML, para retener la empresa. Wennink se ha quejado en el pasado de las dificultades para las empresas en los Países Bajos, y se cree que sus planes contemplan abrir instalaciones en Francia.
ASML es clave en la carrera tecnológica contra china
Los Países Bajos no quieren perder a una multinacional con un valor bursátil de 370.000 millones de euros, que tiene más de 20.000 empleados de muy alta cualificación. Pero, sobre todo, buscan retener una empresa con un enorme valor geopolítico, clave en la guerra tecnológica que enfrenta a Estados Unidos con China.
Las máquinas que fabrica son utilizadas por Intel, TSMC o Samsung para crear los chips más avanzados del mercado. Rivales de ASLM como Nikon o Canon no pueden ofrecer las máquinas de litografía extrema ultravioleta (EUV) que permiten diseñar los procesadores de última generación.
Estas máquinas no se venden ya a China, como parte del boicot bloqueo comercial de Estados Unidos. Tampoco las fábricas de chips de TSMC pueden trabajar para empresas chinas desde 2020, de modo que se impide el acceso a la tecnología de litografía extrema ultravioleta al gigante asiático.
La importancia de ASML es tal que el Gobierno neerlandés le ha dado prerrogativas de diferentes tipos, sobre todo tras descubrirse que algunos empleados robaron información técnica para entidades chinas.
Las agencias de seguridad estadounidenses revisan y deciden qué candidaturas de futuros empleados son aceptables, llegando incluso a discriminar a personas por su país de origen, aunque estén autorizadas legalmente para trabajar en los Países Bajos.
Por ahora, el futuro de ASML es incierto, y su permanencia en los Países Bajos genera dudas. De todas maneras, hablaríamos de un proceso largo, pues cambiar la sede fiscal es sencillo, pero la apertura de fábricas tan sofisticadas en otros países tardaría años tiempo en materializarse.
Vía: De Telegraaf
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