Desde hace años, dos tecnologías se han ido haciendo más y más populares: la realidad virtual y la realidad aumentada. Aunque puedan sonar a lo mismo, y, de hecho, sean dos formas de conectar el mundo real con el digital, bien es cierto que cuentan con varias diferencias que merece la pena explorar.
Vamos a comenzar revisando sus diferencias básicas, para más tarde adentrarnos en detalles más concretos y así comprender el funcionamiento de ambas tecnologías.
Diferencias básicas
Para empezar, la realidad virtual es una tecnología que crea un entorno digital completamente inmersivo, desconectando al usuario del mundo físico, ayudándose de cascos de realidad virtual, como los Oculus Quest 2; guantes con sensores, o incluso habitaciones equipadas con tecnología de seguimiento.
Su aplicación no está limitada exclusivamente al entretenimiento y a los videojuegos, sino que también se expande a otras áreas, como entrenamientos médicos y diseños arquitectónicos virtuales.
Por su parte, y a diferencia de la realidad virtual, la realidad aumentada superpone información digital al mundo real, enriqueciéndolo sin reemplazarlo. De hecho, puede ser recreada a través de smartphones, tablets, o gafas especiales, proyectando imágenes, datos y objetos virtuales en el entorno físico.
Aunque se ha aplicado mucho en tecnología aplicada al turismo y otras áreas prácticas, donde más ha resaltado es en el área de los videojuegos, haciendo que títulos como Pokémon Go se convirtieran en auténticas tendencias en su día.
Diferencias técnicas
Para experimentar la realidad virtual, se necesitan unos cascos especiales, que suelen estar equipados con sensores de movimiento, pantallas de alta resolución para cada ojo, y sistemas de audio dedicados, creando así la sensación de estar en otro mundo.
Los controles de mano y los trajes hápticos son accesorios que aumentan aún más la inmersión mediante interacciones más naturales y sensaciones táctiles.
En el caso de la realidad aumentada, y como ya habrás podido deducir de lo dicho anteriormente, puede utilizar hardware menos especializado. Por ejemplo, muchas aplicaciones de realidad aumentada aprovechan las cámaras y pantallas de smartphones y tablets para mezclar elementos digitales con el entorno real.
No obstante, también hay que decir que existen gafas de realidad aumentada, que proyectan información directamente en el campo visual del usuario, aunque no han tenido tanta popularidad como las de realidad virtual. Estas gafas, como las Microsoft HoloLens, están diseñadas para aplicaciones profesionales más complejas, ofreciendo una integración más profunda de lo digital en lo real.
La realidad virtual crea una experiencia sensorial completa, incluyendo vista, oído, e incluso tacto, a través de tecnologías hápticas, para engañar al cerebro, haciéndole creer que está en otro lugar. En cambio, la realidad aumentada mejora la vista, superponiendo información visual al mundo real sin aislar al usuario de su entorno.
¿Y por qué no unirlas?
A medida que ambas tecnologías evolucionan, vemos una clara tendencia a una fusión de las mismas, combinando lo mejor de ambos mundos y permitiendo interacciones más fluidas. Esta unión ha recibido el nombre de realidad mixta, y uno de los dispositivos insignia que representa esta nueva tecnología son las Apple Vision Pro.
Recientemente, se han podido observar a varias personas con estas gafas puestas en el transporte público y caminando por la calle, y han surgido opiniones divididas entre los que lo ven como un avance gigantesco en materia de tecnología y los que lo aprecian como el principio de una distopía futurista.
Una de ellas ha sido el creador del canal Shervin Shares, acostumbrado a realizar todo tipo de experimentos. Él, junto a dos amigos, estuvieron 24 horas con las Apple Vision Pro, y es curioso ver las reacciones de la gente que se encuentra alrededor de ellos.
Estas gafas cuentan con un campo de visión de 360 grados y tecnología de seguimiento ocular, junto con varios sensores que detectan los movimientos, no solo los de la cara, sino también los de las manos, que sirven para escribir y navegar por las diferentes pantallas virtuales.
A diferencia de unos cascos de realidad virtual, las Apple Vision Pro no son opacas. Podremos ver el mundo real nítidamente y los demás también podrán ver nuestros ojos. Igualmente, si entras en una experiencia más inmersiva, la pantalla se teñirá.
El principal "obstáculo" de las Apple Vision Pro es su precio, pero seguro que sentará un precedente para que otros fabricantes creen alternativas más económicas.
Ahora ya conoces las diferencias entre realidad virtual y realidad aumentada y la posibilidad realista de que terminen uniéndose para crear una tecnología que acabe calando tanto como lo han hecho los smartphones en nuestra sociedad.
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