La mayoría de los jugadores de PC tratan de exprimir al máximo sus equipos para obtener todo el rendimiento posible, dotando a su sistema de la ventilación, energía y configuración adecuadas. Aunque las opciones del software que ejecutamos también puede ayudarnos bastante, una de las alternativas preferidas por los más expertos es la del overclocking.
El término overclock significa literalmente "sobre el reloj", haciendo referencia al hecho de aumentar la velocidad del reloj de componentes como el procesador o la tarjeta gráfica. Estos dos son los componentes principales que se suelen overclockear (con tarjetas gráficas integradas no es posible), aunque la memoria RAM es otro de los objetivos a la hora de lograr mejorar el rendimiento general del equipo, y se puede aplicar a cualquier componente con un reloj interno o marcador de frecuencia.
Por defecto todas las tarjetas gráficas y procesadores vienen de fábrica al mismo nivel de GHz, voltaje y otros parámetros, aunque esto no se hace así porque este sea el límite que puede alcanzar. Por ejemplo, un procesador que de fábrica cuenta con varios núcleos a 3,2 GHz puede aumentar su velocidad a través de la configuración de la BIOS o de software especial, aunque hasta dónde podrá llegar depende únicamente de cada unidad en cuestión.
Aunque compremos dos procesadores o tarjetas gráficas iguales, lo más probable es que no podamos overclockear ambas al mismo nivel ya que también influye la calidad de cada placa y chip de procesamiento. Además, para alcanzar altos niveles de overclocking necesitaremos disponer de un buen sistema de refrigeración, como la refrigeración líquida.
El overclock es una técnica destinada principalmente a jugadores, ya que el resto de usuarios no necesitarán hacer uso de ella para las aplicaciones que puedan ejecutar, puesto que el objetivo principal que se persigue es obtener más FPS para lograr mostrar gráficos espectaculares sin problemas de rendimiento. Sin embargo, no todo son ventajas a la hora de aplicar overclocking a un procesador, tarjeta gráfica o memoria RAM.
Hacer esto conlleva forzar más estos componentes, generando más consumo energético, y por tanto provocando que produzcan más calor, lo que puede reducir su vida útil. Además, los fabricantes no tramitarán la garantía de un productos que hayan sido overclockeados a menos que indiquen lo contrario, aunque las tarjetas gráficas que ya cuentan con un overclock de fábrica lógicamente seguirán contando con garantía mientras no hagamos cambios adicionales.
Como ves el overclocking es una técnica especializada para determinados usuarios con conocimientos informáticos, por lo que no aconsejamos que la lleves a cabo a menos que sepas qué estás haciendo o cuentes con alguien que te ayude.
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