Sin entrar un tecnicismos, un proxy es una conexión que se realiza, normalmente a través de Internet, entre un ordenador y un servidor. Esto nos permite por ejemplo hacer pensar a Netflix que estamos en Estados Unidos sin estarlo realmente, algo tremendamente útil para acceder a este tipo de páginas filtradas por geo-localización. Entre otras muchas cosas.
La diferencia entre VPN y un proxy puede parecer mínima, pero en realidad es enorme. La ventaja de los proxy es que pueden dar acceso a muchísimas peticiones simultáneas, aunque no cifran el tráfico como lo hacen las redes VPN, por lo que son también más económicos.
¿Para qué quiero yo utilizar un proxy?
Los usos de los proxy pueden ser enormes. En la mayoría de los casos se utilizan para hacer pensar a las páginas web que estamos en otro punto del mapa cuando no lo estamos, lo que nos da acceso a algunos servicios que están restringidos en el país dónde nos encontramos.
También se puede utilizar para descargar de forma ilimitada de ciertos servidores, ya que no deja de ser un cambio de IP a ojos de la plataforma. No obstante, si utilizamos un proxy gratuito probablemente otra persona ya haya agotado el límite de descarga o que nos detecten y nos bloqueen la descarga.
Hasta hace no mucho tiempo algunos hackers utilizaban los proxy como una forma de mantenerse anónimos en la red, aunque ahora se han creado redes mucho más complejas como Tor, o incluso VPN privadas por las que podemos navegar con seguridad sin peligrar nuestros datos personales.
¿Dónde puedo encontrar un proxy?
Una de las opciones más recurridas es la que ofrece la web de Free Proxy Lists, a la que puedes acceder desde el siguiente enlace:
Web: Lista de Proxys gratuitos
Aunque si quieres mantener una conexión más estable y mucho más precisa, lo mejor es que recurras a alguna suscripción de pago que se encuentre lo más próximo posible a la región que te interesa.
¿Ya sabías lo que era un proxy?
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