El algoritmo de Tinder sabe que si eres Plus, estás dispuesto a pagar por Gold: es mejor la versión gratuita

El complejo funcionamiento de Tinder siempre genera dudas y polémicas, que nuestra experiencia nos dice que tienen un fundamento real. De hecho, las pruebas nos hacen concluir que es mejor la versión gratuita que pagar por Tinder Plus, pese a que esta suscripción no es nada barata.

Obviamente, es nuestra opinión tras probar a fondo la suscripción, pues Tinder siempre recomendará las ventajas de un servicio que es su principal fuente de ingresos.

Con precios desde 7,99 € a la semana hasta 43,99 € por 6 meses, sin duda Tinder Plus es potencialmente muy rentable. El problema es que la empresa prefiere que paguemos más dinero por Gold, la suscripción superior (o incluso Platinum, la más cara).

Las ventajas de Tinder Plus incluyen likes ilimitados a los perfiles, la posibilidad de volver a valorar un perfil que no nos ha gustado, y opciones extra de privacidad. También elimina los anuncios y nos deja ver perfiles en otra ubicación.

Varios editores de El Grupo Informático hemos probado Tinder Plus en nuestras cuentas personales, y llegamos a la misma conclusión: con Tinder Plus aparecen perfiles menos atractivos, algo que al principio atribuimos a la casualidad.

El algoritmo de Tinder no es público, así que es complicado auditar cómo funciona la app de dating. Estamos convencidos de que el algoritmo es más complejo y opaco de lo que la empresa afirma, algo que este caso ejemplifica.

Tras analizar los malos resultados con Tinder Plus faltaba una explicación a que se ofrezca una peor experiencia a quienes pagan frente a los usuarios gratuitos. Y tenemos una teoría que no nos gusta nada.

¿Tinder manipulando a los usuarios?

Sospechamos que Tinder Plus ofrece peores resultados un tiempo después de contratarlo para incentivar el salto a Gold. Es una acusación seria, pero parece la más lógica en base a los hechos que nos hemos encontrado.

Los expertos en marketing tienen claro que es más fácil sacar dinero de los clientes actuales que obtener otros nuevos. Una persona que ha pagado por un servicio demuestra su interés, de ahí que muchas estrategias (a veces poco éticas) se centren en estos consumidores.

No son raras las ofertas en muchos servicios de "pruébalo por 1 €" siguiendo este razonamiento. Y también es habitual crear varios planes cuando se busca "exprimir" a los clientes.

Por ejemplo, las subidas de precio en Netflix, Disney+ o HBO Max vinieron con un catálogo ampliado de tarifas, que nos daban a escoger entre pagar más u obtener un peor servicio.

Por supuesto, Tinder Gold es más rentable, con precios de 12,49 € por semana, o 72,99 € por 6 meses. Es la suscripción que más se promociona, destacando ventajas como que incluye los Superlikes (la "estrella azul" de Tinder), o conocer de antemano con quién hemos hecho "match".

Estas son las diferencias entre Tinder Plus y Gold:

Desde luego, este comportamiento sería poco ético, pero nuestra opinión es clara. Tinder solo podría despejar las sospechas si publicase la documentación completa de cómo funciona su app, incluyendo el algoritmo que empareja los perfiles.

Creemos que nunca lo hará, pues a las empresas les resulta incómodo mostrar su funcionamiento interno, que rara vez es ejemplar.

Tecnológicas como Google o Meta hacen grandes esfuerzos por ocultar cómo clasifican el contenido. Incluso las administraciones públicas a veces no son transparentes con sus algoritmos, lo que ha llevado a exigir que los sistemas que deciden sobre la vida de los ciudadanos sean auditables de manera externa.

Tinder lleva desde sus inicios generando recelos, pero la realidad es que la transparencia de los algoritmos se ha convertido en un asunto político sobre el que muchos expertos exigen una regulación exigente que garantice la igualdad.

Por lo de pronto, nuestro consejo es no contratar Tinder Plus, pues dudamos de que sea una inversión útil para conocer personas. Otras alternativas como Bumble o Badoo pueden servirnos, al igual que seguir con la versión gratuita de Tinder.

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