Microsoft está trabajando en una nueva versión del sistema operativo de la Xbox One y, como ya viene siendo habitual en la empresa, permite a los usuarios interesados probar el software mientras trabaja en él. Pues bien, la última beta de Xbox One causa graves problemas, así que no resulta recomendable instalarla a no ser que nos gusten los riesgos.
Claro que esta actualización sólo está llegando a un grupo pequeño de usuarios que se apuntaron, y que conocían a lo que se exponían. Uno suele pensar que participar en una beta no supone inconvenientes, pero muchas veces esto no es así. En este caso las consolas sufren reinicios inesperados, problemas con el color y otra serie de errores de todo tipo.
El software que está desarrollando Microsoft no deja de ser el heredero de Windows 10 para la Xbox One, aunque lógicamente las diferencias externas son grandes, ya que nada tiene que ver una consola con un ordenador. En este vídeo oficial se relatan (en inglés) todas las novedades:
Compatibilidad con Xbox 360
Sin duda, la prestación clave es la posibilidad de jugar a los títulos de Xbox 360 e Xbox One por medio de la emulación, pero existen otras mejoras. Y es que la interfaz se rediseña a fondo, y deja ya de lado su orientación al periférico de control por movimientos Kinect, que los usuarios de Xbox One no han encontrado interesante.
La última beta de Xbox One causa graves problemas, pero con el paso de las semanas el software se irá puliendo, de forma que en noviembre llegue a todos los aficionados un sistema operativo más avanzado y cómodo de usar. Desde luego, que algunos voluntarios sufran problemas puntuales (que sin duda Microsoft solucionará) no va a suponer que la versión final resulte inestable.
¿Qué opinas de que la última beta de Xbox One cause graves problemas? ¿Te parece algo preocupante, o crees que se trata de lo normal en una versión sin finalizar?
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