El algoritmo de Instagram no busca lo mejor para ti, sino lo que les haga ganar más dinero

El algoritmo de Instagram no busca lo mejor para ti, sino lo que les haga ganar más dinero

Muchas apps y servicios adaptan su contenido a nuestros gustos a medida que los usamos. Mi experiencia con Instagram es muy diferente, y en las últimas semanas he analizado cómo las preferencias personales quedan atrás cuando el algoritmo ve la oportunidad de ganar más dinero para Meta, la empresa matriz de Instagram.

Hemos de pensar que Meta, al igual que Google, son agencias de publicidad en la misma medida que empresas tecnológicas. Al final, la publicidad es la que genera la mayor parte de sus ingresos, por eso son tan invasivas en el tratamiento de los datos personales.

Las recomendaciones de contenido de Instagram son adecuadas, ahí no tengo mucho que objetar, más allá del conocido hecho de que Instagram trata de generar adicción a sus usuarios por todos los medios a su alcance.

En cambio, los anuncios de Instagram están completamente desconectados de mis intereses. Es poco creíble que la red social no sea capaz de generar un perfil detallado de mí para los anunciantes, así que cabe pensar que hace las cosas mal para ganar más dinero.

Publicidad que defrauda a usuarios y anunciantes

Mi perfil es bastante interesante para quienes buscan clientes en la red social: varón entre 30 y 40, interesado en tecnología, que vive en España. El resultado son anuncios sobre emprendimiento, coaching, inversión, criptomonedas o marketing digital, todos ellos segmentos que Instagram suele rentabilizar bien.

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La realidad es que mi interés por estos campos es muy limitado, así que puedo ver los anuncios en las Stories o los Reels, pero no hago clic en ellos, ni mucho menos compraría nunca nada.

También veo anuncios bastante extravagantes, como relacionados con el sector inmobiliario o la salud dental, con los que no tengo ninguna relación, o restaurantes de ciudades en las que nunca he estado, ni he planeado visitar.

Aquí hay un doble perjudicado: yo veo anuncios de cosas que no me interesan, y no voy a comprar, mientras que a los anunciantes les ofrecen un público que no les sirve. Hay muchos otros productos y servicios que me gustaría conocer, pero apenas queda espacio para ellos, pese a la enorme cantidad de publicidad que abarrota Instagram.

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Recordemos el funcionamiento de la denominada publicidad programática. Los anunciantes pujan por el público que les interesa, con precios más altos según su potencial.

Por ejemplo, una persona de 40 años dedicada a las finanzas que vive en España suele ser más valiosa que otra de 80 años interesada en recetas que cocina que viva en África.

Mi teoría es clara: dada la enorme popularidad de Instagram, no le importa ofrece una mala experiencia a usuarios y anunciantes si con eso consigue sacar un poco más de rentabilidad.

En realidad, la publicidad de Meta es un desastre a varios niveles. Instagram es a la única red social en la que he visto que se "cuelan" anuncios ilegales, incluyendo drogas, dinero falsificado o herramientas para hacking. Contenido tan burdo que cabe plantearse cómo ha podido pasar cualquier tipo de filtro de seguridad.

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Cuidado con la cámara de eco

Por último, no deberíamos olvidar los peligros del contenido personalizado a nuestros intereses. Llega a generar una imagen alterada de la realidad, en la que se refuerzan nuestras creencias previas, y se dificulta conocer nuevas ideas.

Es aplicable a muchos aspectos, pero quizá la política sea el más claro. A medida que seguimos a usuarios y medios acordes a nuestra ideología, veremos mucho contenido afín. El resultado es que nuestros feeds acaban siendo muy progresistas o conservadores, y haya muy poco espacio para opiniones que nos saquen de nuestra zona de confort.

Esta cámara de eco y la mala calidad de los anuncios son dos argumentos más para que reduzcamos el uso de Instagram, o incluso lo abandonemos.

Una red social que se ha convertido en una enorme pérdida de tiempo, sobre todo con los adictivos Reels. En la que domina la superficialidad, la gratificación instantánea, y en la que recibimos una imagen irreal del mundo, que puede generar complejos e inseguridades, sobre todo entre los más jóvenes.

La adicción al móvil es una realidad que afecta a una gran parte de la población, de la que Meta es una de las grandes incentivadoras, y beneficiaria. Al final, cuánto menos usemos Instagram, menos tiempo perderemos en contenido cuya calidad media es muy baja.

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