La compañía del buscador se enfrenta a un importante reto judicial, pues Google acaba de ser demandado por abuso de posición dominante en Estados Unidos. El Departamento de Justicia (equivalente a un ministerio) cree que se ha convertido en un monopolio y que utiliza prácticas anticompetitivas.
Son tres negocios muy importantes en disputa: su excesiva cuota de mercado como buscador, los anuncios asociados a él y la obligación de que los fabricantes que usen Android integren las apps de Google y su buscador.
Básicamente, ataca a la mayor fuente de ingresos de la compañía, que son los anuncios de AdWords que vemos al realizar una consulta.
La primer reacción de Google, que todavía no ha lanzado un comunicado completo, es que no existe abuso de posición dominante, y que los usuarios tienen alternativas en el mercado, pero prefieren optar por sus servicios.
El buscador DuckDuckGo, uno de los pocos rivales de Google, se ha mostrado satisfecho por la demanda. Además, el Departamento de Justicia de EE. UU. probablemente no aceptará la explicación de que los usuarios eligen a Google por voluntad propia.
Dispone de pruebas de contratos con numerosas empresas con las que Google ha acordado el uso de su buscador. No es un secreto que ha llegado a acuerdos con navegadores como Mozilla y Opera, con operadores móviles y con los fabricantes de smartphones, incluso con un rival de la talla de Apple.
Ahora se abre un proceso que seguramente será muy largo, y que no está claro que se vaya a solucionar en los juzgados, pues Google podría resolver el litigio por abuso de posición dominante mediante un acuerdo con el Departamento de Justicia.
Los problemas de Google en EE. UU. son nuevos, pero en Europa llevan existiendo hace tiempo. De hecho, en Europa es posible elegir entre varios buscadores y navegadores para Android, una decisión de las autoridades de la competencia comunitarias para que los rivales de Google tengan una oportunidad frente al gigante de Internet.
No está claro qué condiciones pondrá el Departamento de Justicia a la empresa para corregir el abuso de posición dominante. Son posibles las multas, limitaciones en su trabajo o incluso que pida la división de la empresa, algo que estuvo a punto de ocurrirle a Microsoft en 1998 cuando se enfrentó a acusaciones similares.
Si bien Google podría defenderse hasta llegar a las más altas instancias judiciales, lo probable es que intente firmar un acuerdo con el Departamento de Justicia para evitar la incertidumbre de un largo proceso legal.
Por otro lado, el Departamento de Justicia depende del Gobierno de los Estados Unidos, y a la demanda se han unido 11 estados con fiscales generales republicanos. Si Donald Trump no gana las elecciones generales de noviembre en EE. UU., cabe la posibilidad de que las acusaciones desaparezcan, aunque no podemos darlo por hecho.
Recordemos que Google recibió una cuantiosa multa de la Unión Europea, de más que 4.000 millones de euros, y que el caso de Fortnite contra la App Store de Apple también amenaza con afectar a la tienda Play Store de Android.
Las voces contra el monopolio de Google y las grandes tecnológicas cada vez son más fuertes, y que incluso desde Estados Unidos se le acuse de posición dominante es un indicativo más de que estas multinacionales podrían haber adquirido un poder excesivo.
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